Crónica realizada por Antxoa. 

El jueves 4 de Julio arrancaba el Rock Fest Barcelona 2019 y para allá que nos fuimos.

Primero os iremos contando cómo vivimos cada una de las jornadas desde el punto de vista musical y después cerraremos con las impresiones generales a nivel organizativo.

Sobra decir, a tenor de las imágenes que vais a ver, que ni estábamos acreditadas, ni teníamos una cámara de fotos. Las fotos están hechas con un móvil cutre y como se ha podido, ni estábamos en todos los conciertos en primera fila ni el objetivo era sacar fotos, pero como siempre se agradecen unas imágenes, aquí tenéis una muestra.

El primer día había que tomárselo como un calentamiento de lo que estaba por venir, así que poquitos grupos teníamos en cartel, sólo nueve aunque se quedaron en ocho y un muñeco de cera (más adelante lo explicamos) y dos de ellos solapándose.

Así que, aunque me hubiera gustado verlos todos, el don de la ubiquidad está difícil de conseguir, por lo que no puedo contaros qué tal estuvieron los conciertos de Imperial Jade y Ankhara, otra vez será.

Kilmara

Como suele ser tradición en el Rock Fest, un grupo local es el encargado de abrir el festival y este año la responsabilidad recayó sobre Kilmara. Lo poquito que les había oído antes de llegar al festival me había gustado y estaba con ganas de comprobar si en directo mantenían el nivel.

Arrancaron con un ligero retraso, imagino que por petición de la organización, ya que había bastante cola para entrar al recinto. Yo misma tardé 20 minutos en la cola de acceso y cuando daban las 17 h en punto, algún pez gordo se acercó al control de acceso y ordenó acelerar la entrada y los cacheos.

Al parecer, el ténico de sonido también estaba haciendo cola, porque hubo que esperar a mitad del concierto para poder escuchar a Kilmara en concidiones. Muy buena actitud, emocionados ante la buena entrada que había a esa hora, rodeados de amigos y familiares… Aprobado con nota.

Nos quedamos con ganas de más, ya que el concierto fue de apenas 30 minutos.

Raven

Casi sin tiempo para parpadear, Raven empezaba su descarga en el escenario contiguo.

Los hermanos Gallagher, unos de los más veteranos de este Rock Fest (45 años en activo), siguen demostrando que les queda aún cuerda para rato. John campea a sus anchas por el escenario, con su inconfundible micrófono «recepcionista» pegado a la cara, que le permite libertad total para correr, cantar, chillar y tocar el bajo.

Les había visto hace menos de dos años acompañando a UDO en su gira de temas de Accept y les noté exactamente igual: no me sorprendieron pero hicieron un concierto muy serio y disfrutable.

Primal Fear

Siempre había tenido curiosidad por ver a Primal Fear en directo, pero por un motivo u otro, nunca había sido posible. Me parecían un grupo refrito, es decir: un poquito de Iron Maiden, un poquito de Helloween… y en disco sus temas nunca me acababan de llamar del todo.

Sin embargo, me sorprendieron para bien, con un concierto robusto, buen sonido, todos los músicos perfectamente compenetrados y un Ralf Scheepers impecable a la voz, toda una delicia.

Personalmente el concierto que más disfruté este primer día de festival, quién me lo iba a decir.

UDO

Como he comentado anteriormente, había visto a UDO hace relativamente poco, aunque esta vez iba a ser diferente, puesto que se había desprendido de los temas de Accept para interpretar sus propias canciones de nuevo.

A estas alturas de la vida no vamos a descubrir nada que no se sepa, la voz de Dirkschneider es una de las más especiales y reconocibles del panorama musical y vocalmente siempre está igual de bien. Podrá tener días con más energía que otros, pero su voz siempre es una constante.

En esta ocasión, poco se asomó al borde del escenario (la pasarela ni pisarla), quiero pensar que no le gustaba el sol, por lo que se quedaba casi siempre en un segundo plano, dejando el protagonismo a guitarra y bajo.

Para esta nueva tanda de conciertos ha contado con nuevos músicos (a excepción de la batería, donde su hijo Sven es inamovible) que me dan la sensación de que suenan mejor y más compactos.

Demons & Wizards

Se notaba mucha expectación en el ambiente ante el concierto de los líderes de Iced Earth y de Blind Guardian. Mucho había llovido desde el segundo y último disco del trabajo conjunto de Jon Schaffer y Hansi Kürsch (allá por 2005) y sus escasas actuaciones por estos lares (si no recuerdo mal, sólo vinieron para la presentación del primer disco en el año 2000)  hacían de este concierto una de las joyitas del cartel.

Y nuevamente, un fallo de sonido en este mismo escenario (el mismo que pisó Kilmara en la inauguración), nos privó de escuchar la voz de Hansi hasta mitad de la primera canción, su micro estaba desconectado. Salvando este pequeño incidente, el concierto transcurrió con total normalidad, público entregado y un Hansi encantado con las muestras de veneración de los presentes.

Durante el concierto, hicieron un guiño a sus grupos origen, interpretando el I Died for You de Iced Earth y el Valhalla de Blind Guardian. No sé si interpretarían algún cover más ya que no son grupos que siga y el concierto en sí me aburrió un poco, pero al menos esos dos temas eran muy reconocibles.

King Diamond

Y llegábamos al plato fuerte de la noche: King Diamond reconvertido en cabeza de cartel. Los asiduos al Rock Fest aún recuerdan el concierto que ofreció años atrás, proclamándolo como uno de los mejores bolos en la historia de todo el festival, por lo que el público estaba expectante y con las expectativas por las nubes.

El montaje de escenario se veía espectacular, parecía una casa con escaleras, puertas, balcones. Y digo «parecía» porque no veía casi nada desde donde estaba (y no estaba muy atrás), eso parecía la batalla de Invernalia: poca iluminación, niebla densa y una maravillosa grúa-cámara que hacía una aparición estelar dando por saco todo el rato.

Que sí, que los artistas y la organización quiere grabar buenas tomas, pero eso no da derecho a estar en el medio todo el tiempo. Hemos pagado una entrada, podremos estar más delante o al fondo del todo, y veremos mejor o peor pero la grúa es terrible, incluso aunque estés en primera fila te distrae continuamente y te corta todo el rollo.

Si juntamos todo lo anterior con el cansancio que ya tenía encima y que no le he pillado nunca el punto al King, pues no puedo ser muy objetiva, no lo disfruté nada.

WASP

Habían pasado casi 10 años desde la última vez que vi a WASP (bendito Montorock) y me hacía mucha ilusión escucharles de nuevo, así que desde que se anunciaron los horarios del festival, tenía la duda de si me quedaría todo el concierto o me iría a la mitad para poder llegar a tiempo al último metro (la espera de taxis y autobuses supone casi una hora…).

Desde aquí tengo que dar las gracias a Blackie y el técnico de sonido por habeme ayudado a tomar la decisión de manera casi instantánea. La noche es oscura y alberga horrores: horror de sonido, horror de actitud, horror de visibilidad.

El señor Lawless estaba ubicado al fondo del escenario (más atrás no podía o se comía la batería que de por sí estaba casi pegada al telón) y se había rodeado de monitores en plan «no salgas de este semicírculo». En realidad no sé si era Blackie real o un muñeco de cera articulado que a ratos movía los dedos. Para estar así encima de un escenario, pues mira, pon el muñeco y listo.

La iluminación, poca y con la máquina tirando niebla como si no hubiera un mañana. Imagino que si estabas delante del todo, llegarías a ver el muñeco de cera algo mejor, pero si estabas a mitad o más lejos, al igual que os he comentado antes con King Diamond, por momentos no se vislumbraba casi nada.

Si solo hubiera sido esto, pues tampoco es tan grave: cierras los ojos y a disfrutar de la música… pero no, el sonido era insufrible (probablemente de los peores de todo el festival, apenas se escuchaba la voz y salvo la batería que sonaba seca y sosa, guitarra y bajo tampoco se percibían bien. 4 canciones auguanté, así que rápido que no se escape el último metro.

Leí al día siguiente que el sonido mejoró un poquito después, pero la actitud no así que no me ha dado ninguna pena no verlo entero.